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martes, 28 de mayo de 2013

¿Qué son los Los Fragmentados - The Slivers y cuál es su historia? MTG Magic: The Gathering


Los Fragmentados son criaturas que poseen una mente colmena (al más puro estilo Zerg o Tiránido), que significa que lo que piensa uno lo piensan todos, lo que hace uno, todos lo hacen.

Físicamente son todos muy similares, poseen un cuerpo alargado vertebrado, como el de una serpiente; una larga cola bífida, más parecida a un látigo; un único brazo delantero acabado en una afilada cuchilla; una cabeza con una cresta armada y un duro y potente pico (aunque existen algunos fragmentados cuyas características especiales les hacen diferir físicamente del resto de la colmena). Individualmente son poca cosa, pero en grandes grupos se pueden convertir en seres imparables, ya que tienen la increíble capacidad de absorber los atributos y habilidades de todos los fragmentados que se encuentren a su alrededor.

La primera vez que se tuvo constancia de los fragmentados fue en Rath, pero se desconoce su verdadero origen. Los rumores dicen que son el resultado de los experimentos sobre mutación que llevaba a cabo Volrath, sexto evincar de Rath. Aún así, lo único seguro es que una gran colonia se encontraba en las profundidades de la Fortaleza Rathi.


Los fragmentados son criaturas muy territoriales y están dominadas por la presencia de una mente colmena única: La Reina de los Fragmentados. La reina posee un control absoluto sobre La Colmena, de tal forma que cualquier fragmentado se sacrificaría sin pensárselo por proteger a su reina.


Es por esto que Volrath vio en La Reina el mejor lugar para esconder y proteger El Legado y atacar al Vientoligero y a su tripulación, que buscaban los artefactos para rescatar a su capitana Sisay. Gerrard y el resto de los tripulantes del navío fueron forzados a cruzar un túnel plagado de fragmentados. Con sus capacidades combinadas, los fragmentados crecían el poder cada vez que un nuevo fragmentado se unía a la batalla. Fue Hanna la que se dio cuenta del punto débil de estas criaturas: al separarlas de sus congéneres perdían sus habilidades ya que sólo las compartían si se encontraban próximas. De esta forma, separando uno a uno a los fragmentados consiguieron vencerlos. Luego Karn consiguió convencer a la Reina de los Fragmentados de que le entregase El Legado, argumentando que esos artefactos formaban parte de él como para ella lo formaban los fragmentados.


Durante la invasión planar de Rath, los fragmentados fueron transportados a Urborg. La mayor parte de ellos murió nada más materializarse en el corazón de un volcán, estando entre ellos la Reina de los Fragmentados. El resto murió cuando el dios Yawgmoth se materializó en forma de una nube de muerte sobre Urborg en la tercera fase de la invasión de Dominaria. Aquel día los fragmentados se extinguieron.

Pasados 100 años desde la extinción de los fragmentados, los magos del Proyecto Resaca de Otaria encontraron fósiles de los fragmentados en la lava solidificada de Urborg, y decidieron devolverlos a la vida y así estudiar a esas peculiares criaturas. Pero tuvieron un fallo fatal: al desconocer la importancia de la Reina de los Fragmentados, encargada de controlar a La Colmena, no la recrearon. Sin ella, todos los fragmentados que el Proyecto Resaca había traído a la vida se descontrolaron, escapando de los laboratorios y arrasando la isla.


Al mismo tiempo, el artefacto Mirari causaba estragos en Otaria. Sus ondas mágicas aceleraron el crecimiento de los fragmentados y los atrajo al continente al confundir su llamada con la de su difunta reina. Por lo tanto, la mayor parte de los fragmentados estuvieron presentes en la batalla de Averru y gran parte de ellos murieron con la tremenda explosión mágica que creó a Karona, diosa falsa, fusión de Phage la Intocable y Akroma, ángel de ira.


Pero un pequeño grupo sobrevivió. Parte de ese grupo evolucionó, fundiéndose en la manifestación última de la Mente Colmena, el Jefe supremo fragmentado, "El fin de la evolución".


Los fragmentados que sobrevivieron al apocalipsis causado por Karona fueron de las pocas criaturas que prosperaron en el moribundo plano de Dominaria. Como cualquier otra especie que luchaba por la supervivencia en un mundo casi completamente agotado de mana, los fragmentados siguieron multiplicándose y transformándose en nuevas formas. Parte de este nuevo género imitó los rasgos de otras formas de vida del multiverso para poder tener acceso a maná; el Fragmentado vampírico se alimentaba con la esencia de vida de su presa y se reforzaba con ello, tal como hacía el temido clan de vampiros Sengir. El Fragmentado piel de gemas adoptó una capacidad similar al de las Aves del Paraíso, creando mana de cualquier color siempre que lo deseara. El Fragmentado basal poseyó la habilidad innata de sacrificarse para proporcionar mana, similar al modo que los maestros criadores de la Mano de Ébano usaban a los Thrulls Basales para sus rituales oscuros.


Durante un tiempo, los planeswalkers Freyalise y Lord Windgrace mantuvieron un control de los fragmentados en sus respectivos reinos. Una vez que el Rey Tejedor, un hechicero especializado en el control mental, descubrió la simplicidad de la Mente Enjambre, rápidamente tomó el mando de los fragmentados para sus propios objetivos y los usó para hacer la guerra sobre sus antiguos maestros. Pero tras su destrucción, las fragmentados por lo visto están otra vez sin mando, aunque poco a poco la mente enjambre de los fragmentados se hace sensible y consciente de sí misma, evitando la necesidad de una Reina.

La Piedra de colmena, un extraño artefacto descubierto dentro de las ruinas de la Fortaleza. Había sido usada en el pasado por varios evincars de Rath para controlar la colmena de fragmentados y a su Reina. Sin embrago, el redescubrimiento del artefacto se transformaba en una maldición para su poseedor, que acababa doblegando su voluntad a la del enjambre.  


Actualmente, y tal como han hecho durante toda su existencia, los fragmentados se han adaptado para sobrevivir al incierto futuro, adquiriendo capacidades aún más increíbles y extrañas.


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